Apoyabrazos

“En un vehículo, pieza, a veces abatible, que sirve para apoyar los brazos.”

Esta es una parte de la definición que ofrece la RAE para definir esta palabra.

En el cine, en un avión, en tren, tranvía, metro, barco, salas de espera… muchos son los lugares en los que a menudo debemos compartir un espacio tan reducido como es el apoyabrazos de los asientos que se nos brindan, alquilamos o pagamos por un tiempo determinado.

Compartir, que palabra esa.

Anteponer mi brazo para que la otra persona no tenga ni un hueco y se decline por apoyarlo en el otro o no se apoye, ¿es compartir?

Coger la parte que más me convenga para estar cómode e ir apropiándome del espacio, tampoco es compartir.

A día de hoy yo no me he puesto de acuerdo con otra persona desconocida para ver dónde sitúo mi brazo, pero lo cierto es que no me han hecho falta las palabras para gestionar que yo pongo un rato el brazo delante y otro rato atrás.

Que chocarse de vez en cuando es lógico, no todo el mundo tiende a ceder un espacio tan cómodo. Pero el roce hace ceder hasta a las rocas más duras, si no que se lo digan a Doña Erosión.

Hay sitios que para comodidad de usuaries han decidido hacerlos más grandes, total, evitamos confrontaciones, incomodidades.

En este caso compartir es una medida de convivencia. De la falta de trabajar cada quien su capacidad de compartir nacerá su propio egoísmo y la comodidad de viajar, esperar, visualizar… la soledad

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